(Reflexiones) En el camino

Por las vías del tren © G. Serrano

Claves para no dejar de pensar ni de sentir: cine, música, literatura y saberes cotidianos como herramientas para hacer y extraer sentido de la realidad actual. Porque, en palabras de Boaventura de Sousa, "estamos en el proceso de reivindicar esa diversidad, valorando y trayendo a nuestros estudios otros tipos de conocimiento que nos puedan ayudar, y para eso la educación es fundamental; dar la idea de la diversidad cultural del mundo, la diversidad epistémica, cultural, a partir de la cual podríamos tener una cultura verdaderamente democrática". 
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“Cada hora que ha pasado con los ojos y la mente abiertos le habrá hecho avanzar un poco más en el camino hacia la comprensión del mundo”. Paul Bowles

En España están pasando cosas. Cosas que nos impactan no como lectores o usuarios de las redes sociales, sino como individuos: la violencia en el barrio de Lavapiés por la muerte de Mame Mbaye, el joven senegalés sin papeles que se dedicaba al ambulantaje; dimitió la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes; la gente salió de nuevo a las calles para inconformarse por la sentencia que dictó la Audiencia de Navarra en el caso crispante y dolorosísimo de La Manada. Y también se hizo oficial el anuncio de la disolución de ETA.

En Oriente Próximo la guerra en Siria parece interminable y del otro lado, en mi país, continua la violencia en medio de un proceso electoral que tiene bífida a la sociedad mexicana ("Volumen alto / más alto / que las cucarachas son". Las noticias, escribe Laura Szwarc en el poemario Harina en vuelo). Pero ante la incredulidad y la cerrazón de muchos, el proyecto Colombia 2020 está dando cátedra de cómo se zurce la paz después de tanto desasosiego, cuando se tiene la voluntad para vincular historias, personas y conocimientos.


Mientras esto y más sucede en otras partes yo intento, como todos, comprender con mayor profundidad el relato de nuestro tiempo —la incertidumbre, lo paradójico, lo impensable—; a veces huir del ruido, hacer un poco de silencio para encontrar algo de luz más allá de una pantalla. Leí a Franco Berardi, regresé a Kapuściński y estoy por comenzar un libro sobre el cuarto poder en el séptimo arte. Antes vi El Padrino I, de Coppola; Ocho y medio, de Fellini; Sonata de Otoño, de Bergman; y Vivir, de Kurosawa. En el camino aprendí de corrupción y complicidades, de soledad y vacío, de rencores atravesados y remordimientos, de hacer de la felicidad empeño. Digamos que buscando la salida encontré el centro.


Escucha: Human


Lo mejor son estas ganas todavía, esta intención de comunicar sin pretensiones, los motivos que me sobran para seguir avanzando, para seguir, con paciencia, escribiendo. Entender a qué se refería T.S. Eliot cuando dijo: “Solo a través del tiempo el tiempo es conquistado”.  La espera. Caminar, caminar, caminar hasta sentir en cada músculo el jaloneo involuntario y trepidante de la vida. Saberme siempre peregrino. Las revelaciones sorprendentes que vienen con cada día, la respuesta después de mirar en todas direcciones, de aprender a mirar sin el velo del dogma, del prejuicio. Descubrir que en la turbulencia del mundo existen algunas personas realmente auténticas y tres o cuatro sitios realmente buenos para estar. Y acordarme al amanecer, bajo la luz tenue en primavera de estos versos de Francisco Luis Bernárdez:

Porque después de todo he comprobado
que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.

Porque después de todo he comprendido
que lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.


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